Vénganse todos

Amnistía Internacional, Human Rights Watch, la Asociación pro Derechos Humanos de Nigeria (NBAHRI) y otras ONG nigerianas están profundamente preocupados por una nueva ley que prohíbe los matrimonios entre personas del mismo sexo, y que fue
presentada ante la Asamblea Nacional en enero de 2009. Esta ley además de criminalizar los matrimonios
homosexuales, también persigue a aquellas personas que ayuden a formalizar este tipo de uniones.
El código criminal Nigeriano ya condena a 14 años de prisión las conductas carnales entre personas del mismo sexo que considera éstas “en contra del orden natural de las cosas”, asegura. Estas disposiciones
constituyen una violación del derecho a no ser discriminado, del derecho a la vida privada y familiar, a la libertad de credo y opinión, y a la libertad de reunión y
asociación, garantizadas tanto por la Constitución de Nigeria como por numerosos tratados internacionales de derechos humanos.

Pareciera que es una nota irrelevante, de un contexto y con características muy diferentes a nuestro escenario latinoamericano, pero la realidad es otra. Actualmente muchisimos homosexuales (hombres y mujeres) no tienen la misma calidad de vida del resto de los ciudadanos. El estado les ha perseguido, castigado y violentado de muchas maneras. Como el hecho de que un hombre no puede usar maquillaje ni otros accesorios en la foto del pasaporte mexicano, tiene que lucir "como hombrecito" dicen. Parejas de homosexuales que no pueden establecerse bajo leyes que protejan su patrimonio bajo un estado que no les legitimiza.
No hay hogueras en las plazas publicas, pero hay programas en televisión abierta que siguen ridiculizando a la comunidad gay, donde la joteria es motivo de burla y escarnio.
Vivimos en una sociedad cubierta aún por el velo de la ignorancia, no pudiendo diferenciar al gay del transgénero del intersexual de todas las otras dimensiones de la sexualidad.

Es sólo mediante la educación que nos podemos reconocer como lo que somos, siendo cualquier cosa que seamos, para poder vivir en una sociedad integrada y libre.
Hoy escribo por aquellos que son lapidados por su preferencia sexual, allá en lo lejos, y por aquellos que aún callan o disfrazan su orientación para no perder su integridad, para todos y todas, un saludo y muchas bendiciones.